lunes, 13 de diciembre de 2010

EL FORO ROMANO

EL FORO ROMANO

El Foro Romano Símbolo de la antigüedad, era el núcleo de la civilización romana, el centro de la vida política, jurídica y social de la antigua Roma . Por siglos fue el centro de la vida pública de Roma Antigua. En origen era un valle pantanoso, comprendido entre las colinas Capitolino, Palatino, Viminale y Quirinale, luego drenada mediante la excavación de la Cloaca Máxima. Luego de erigir allí las basílicas, templos pórticos, monumentos, llega a ser el corazón comercial, jurídico, religioso y político de la ciudad.
El Foro Romano llega a ser muy reducido por el aumento de la población y los emperadores debieron construir hacia el norte nuevos Foros (los Foros Imperiales) y le fue restando importancia.

En el Museo de la Civilización Romana (en la moderna zona EUR de Roma), se exponen dos enormes maquetas: una es la famosa maqueta que muestra Roma tal y como era en la época de Constantino, a principios del siglo IV d.C. y otra es la que muestra Roma a principios de la República, a principios del siglo VI a.C.
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Apenas unas colinas habitadas, rodeadas de terraplenes de tierra como única defensa, con edificios de ladrillo y madera y un único puente, de troncos. ¡Quién viendo esta pequeña ciudad en al año 500 a.C. hubiera sido capaz de decir que sus habitantes conquistarían el mundo conocido, creando una cultura que es la base del mundo civilizado!

La Roma de César había crecido mucho respecto a esa Roma arcaica. Pero aún era bien distinta de esa Roma monumental que estamos acostumbrados a ver en mapas y maquetas. Recordemos que su sucesor, Augusto, dijo poco antes de morir: "Encontré una ciudad de ladrillos y dejo una ciudad de mármol". Si comparamos la ciudad en su máximo esplendor arquitectónico, a principios del siglo IV d.C. veremos lo mucho que dista de la vieja ciudad en la que nació César.
La Roma de César era una ciudad estancada. Su urbanismo era muy deficiente (por no decir nulo) ya que se alzaba sobre siete colinas y el modelo urbanístico griego no podía ser aplicado en una ciudad de cuestas arriba y cuestas abajo, creada a base de un crecimiento desordenado y anárquico sin ninguna planificación. En los barrios populares, la gente se apiñaba en callejuelas estrechas flanqueadas por edificios de seis o más pisos llamados insulas. Los que podías permitírselo, vivían en los barrios residenciales como el Palatino, en cómodas casas de una planta con jardines. Roma se articulaba en torno al Foro. Un espacio público que era el centro de la vida romana y en el que se concentraban sin aparente orden la mayoría de los edificios públicos de la ciudad.
El Foro de Roma era el corazón y el cerebro de la Urbe, allí se reunía el Senado, se votaba en los comicios, se veían las causas judiciales, se hacían los negocios y se publicitaban los aspirantes a cualquier cargo público. Pero el Foro de los tiempos de César no era, ni mucho menos ese Foro grandioso que se iría formando a través de los siglos sucesivos.
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El Capitolio y el Foro Romano en la época del nacimiento de Julio César por Peter Connolly (Ed. Greenhill books). A la izquierda se encuentra la colina del Capitolio, la ciudadela fortificada de Roma con el gran templo de Iupiter Optimus Maximus, el padre de los dioses romanos. Un poco más a la derecha está la colina del Arx, también fortificada. Se distinguen perfectamente las murallas que encerraban el pomerium o recinto sagrado de Roma. En la parte inferior derecha está el Foro. El Foro Romano era una plaza pública rectangular alrededor de la cual se levantaron importantes edificios públicos:
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1-Senado. 2-Foso de los comicios. 3-Oficinas del Senado. 4-Salón de recepciones oficiales. 5-Templo de Concordia. 6- Pórtico de los 12 dioses. 7-Templo de Saturno (sede del Tesoro del Estado). 8-Basílica Opimia Volupia. 9-Basílica Sempronia. 10-Templo de Cástor y Pólux (los dióscuros). 11-Templo de Vesta. 12-Regia (sede del pontífice máximo. 13- Basílica Emilia. En las fachadas que dan al Foro de ambas basílicas se pueden ver los puestos del mercado (Foro significa mercado) donde se vendían mercancías.
Así era el Foro que pisó César cuando de niño escuchaba a los oradores o participaba en las procesiones y festejos.
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El Foro Romano Símbolo de la antigüedad, era el núcleo de la civilización romana, el centro de la vida política, jurídica y social de la antigua Roma hasta allí se pude llegar del Campidoglio bajando a lo largo del Palacio de los Senadores o pasando por el monumento a Vittorio Emanuele II y tomando la calle de los Foros Imperiales. Por siglos fue el centro de la vida pública de Roma Antigua. En origen era un valle pantanoso, comprendido entre las colinas Capitolino, Palatino, Viminale y Quirinale, luego drenada mediante la excavación de la Cloaca Máxima. Luego de erigir allí las basílicas, templos pórticos, monumentos, llega a ser el corazón comercial, jurídico, religioso y político de la ciudad.
El Foro Romano llega a ser muy reducido por el aumento de la población y los emperadores debieron construir hacia el norte nuevos Foros (los Foros Imperiales) y le fue restando importancia.


Los foros imperiales  son una sucesión de ampliaciones del foro romano que se realizaron al final de la época republicana y al principio de la época imperial. Diferentes emperadores erigieron sus propios foros hasta formar un vasto complejo en el centro de Roma.
El complejo consta de cuatro foros imperiales (Foro de César, Foro de Augusto, Foro de Nerva y Foro de Trajano) que se realizaron debido a la creciente demanda al centro político y administrativo del estado y de la ciudad. Además, al mismo tiempo se incrementó el deseo de tener un foro más representativo y solemne.

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 Foro de César (Forum Iulium)

Foro de César y Templo de Venus
El primer mandatario que ordenó ampliar el antiguo centro de la ciudad con un nuevo foro fue Cayo Julio César en el año 54 a. C. Fue inaugurado en el año 46 a. C., aunque probablemente estaba aún incompleto y fue terminado posteriormente por Augusto.
La nueva construcción se edificó al pie del monte Capitolino, lindando con el antiguo centro. Así se formó el Foro Iulium. Se trata de un recinto rectangular como era habitual en las plazas públicas de Grecia. En tres lados había edificios porticados y en el último se hallaba un templo dedicado a Venus, ya que la familia de Julio César afirmaba ser descendiente de la diosa. En frente del templo situó una estatua de sí mismo montando a Bucéfalo.
La ubicación del foro de César junto a los centros de poder de la antigua Roma (el Foro y la Curia), así como los símbolos de autoridad (su comparación con Alejandro Magno, la relación con los dioses), tenían una clara función ideológica. La construcción de templos y palacios siempre ha sido utilizada a lo largo de la historia para escenificar la autoridad de reyes y estirpes para ocupar el poder.

 Foro de Augusto

Foro de Augusto con el Templo de Marte.
En la batalla de Filipos en el 42 a. C., en la que Augusto y Marco Antonio vengaron la muerte de César, Augusto prometió construir un templo dedicado a Marte. El inconcluso foro de Cesar se inauguró en 2 a. C., tras habérsele añadido una segunda plaza monumental, el Foro de Augusto.
El nuevo complejo era una enorme plaza ligeramente girada respecto a la de César. Estaba separada del barrio de Subura con un muro alto para protegerlo de los frecuentes incendios, ya que una gran parte de los edificios romanos estaban construidos en madera. Rodeaban la plaza grandes pórticos terminados en exedras.
La decoración de este nuevo foro reforzaba el mito de que Roma fue fundada por el mismo Marte a través de Rómulo y Remo.

 Templo de la Paz (Templum Pacis)

Del 71 al 74, Vespasiano hizo levantar cerca del Foro de Augusto el Templo de la Paz, donde se almacenaron las riquezas saqueadas tras la caída de Jerusalén. El edificio estaba ligeramente apartado de los foros anteriores, abierto hacia la colina Velia en dirección al Coliseo.
La plaza situada delante del templo no fue pavimentada, quedando como un jardín con estanques y estatuas. Además, no se conoce que el edificio tuviera ninguna función civil. Si este edificio se considera parte de los foros imperiales es por las actuaciones posteriores.

 Foro de Nerva, (Forum Transitorium)

Domiciano decidió unificar el espacio situado entre el templo de la paz y los foros de César y Augusto (de ahí que se le llame transitorio). De este modo construyó un nuevo Foro monumental que conectaba todos los demás.
El espacio era irregular, ocupado en parte por una de las exedras del foro de Augusto y por la via dell'Argiletto. La decoración de los pórticos perimetrales esta dedicada a la diosa Minerva. El nuevo foro unificó la entrada a todos los foros a través de una puerta monumental, el Porticus Absidatus.
A la muerte de Domiciano, el foro fue inaugurado por su sucesor Nerva, que le dio su propio nombre al foro.

 Foro de Trajano

Foro y Mercado de Trajano.
La ampliación más importante fue, sin embargo, realizada por Trajano para celebrar su victoria sobre los partos entre los años 107 y 112. Puesto que el espacio libre presente no era suficiente para los planes de este emperador se derrumbaron diversos edificios y monumentos. También era necesario un importante movimiento de tierra para eliminar la colina que conectaba el capitolio con la colina del Quirinal. Así se realizó un nexo entre la vieja ciudad y la nueva ciudad que había crecido en los Campos de Marte.
El Foro de Trajano es el último y más impresionante de los foros imperiales. Su construcción en un tiempo relativamente breve fue posible gracias a la utilización de un nuevo material: el hormigón. Sólo las partes externas de los muros se realizaron en pierda maciza, mientras que los huecos se llenaron con cemento. Los edificios resultantes eran resistentes al paso del tiempo y de paso evitaban la propagación de los incendios en esta zona. En el Foro de Trajano se irguió también la Columna de Trajano, adornada con un relieve que celebra las victorias militares de este emperador.

LA CIUDAD DE ROMA

La capital de esta civilización fue en todo momento la ciudad de Roma, además de ser el eje central de la vida política tanto en el imperio como en la república.

Se encontraba en la región del Lacio, en la península Itálica. La ciudad era atravesada por el río Tiber, que desembocaba en el mar Mediterráneo, y 7 colinas, Aventino, Capitolino, Celio, Esqulino, Palatino, Quirinal y Viminal; marcaban su orografía. También existía una zona llana conocida como el Campo de Marte donde las legiones romanas se concentraban cuando debían pasar la noche en la ciudad.

Cada una de las colinas tenía sus elementos característicos aunque algunas de ellas son más conocidas por tener un papel relevante en la historia:

  • Palatino: Es la más conocida de las colinas y en ella se encontraban los palacios imperiales. A su falda se encontraba el foro, el centro comercial y político de Roma.
  • Aventino: Su situación estratégica sobre el río Tíber sirvió de punto de control del comercio en el río.
  • Capitolino: Esta colina está muy ligada a la historia del origen de Roma pues se dice que fue allí desde donde arrojaron a Tarpeya.
  • Celio: Durante la república constituyó una zona residencial donde habitaron los romanos mas ricos en sus domus.
  • Qurinal: Antes del nacimiento de Roma en esta colina vivían los sabinos.
  • Esquilino y Viminal: En estas colinas no tuvieron tanta importancia pero también formaron parte de la ciudad.
En el río estaba la Isla Tiberina que tenía 270 metros de largo y 70 de ancho. Era un lugar con mala fama pues cuenta la leyenda que allí ahogaron al rey Tarquino el Soberbio. Por esta razón allí eran enviados los más peligrosos criminales.

En el siglo IV la ciudad de Roma fue amurallada para defenderla de las invasiones galas. La muralla tenía una anchura de de 3,6 metros, una longitud de unos 11 kilómetros y más de una docena de puertas. Su trazado, el cual se marca en la zona roja del mapa, sirvió también para repeler el ataque de Anibal en el 211 a.C.

HISTORIA DE ROMA



ORIGEN MITOLÓGICO DE ROMA:
RÓMULO Y REMO

Seguramente alguna vez hayas oído alguna alusión a Rómulo y Remo como los fundadores de Roma, o habrás visto alguna de las muchas imágenes alusivas a una historia romana que narra cómo una loba amamantó a dos niños… ¡Esta es la historia!:
Según la leyenda, el príncipe troyano Eneas, tras escapar de la destrucción de su ciudad y después de andar errando largo tiempo por el Mediterráneo, acaba por desembarcar en la costa del Lacio, donde reina el rey Latino, con el que forma alianza.
      Ascanio, hijo del héroe troyano Eneas (hijo de Venus y de Anquises,), habría fundado la ciudad de Alba Longa sobre la orilla derecha del río Tíber. Sobre esta ciudad latina reinaron muchos de sus descendientes.



            El último, Procas, deja dos hijos, Numítor y Amulio. Numítor, el mayor y heredero legítimo, es derribado por Amulio y, para que no pudiese tener descendencia que le disputase el trono, condenó a su hija, Rea Silvia, a ser sacerdotisa de la diosa Vesta, para que permaneciese virgen.
A pesar de ello, Marte, el dios de la guerra, engendró en Rea Silvia a los mellizos Rómulo y Remo. Cuando éstos nacieron,  para salvarlos fueron arrojados al Tíber dentro de una canasta que llegó a la zona de las siete colinas situada cerca de la desembocadura del Tíber, en el mar.
Una loba, llamada Luperca, se acercó al río a beber, oyó los desesperados lloros de los hambrientos críos, y no tardó en hallarlos, metidos en su ca­nasto. Levantó la tapa de éste con los dientes, pero, en vez de matar a los niños y comérselos, los alzó cuidadosamente en la boca y se los llevó consigo. Ya en su cueva, en la ladera del Monte Palatino, los limpió suavemente con la lengua y les dio de mamar. Calentitos y satis­fechos, los niños durmieron con los lobeznos, muy arrimados a la gruesa y peluda piel de la loba. Finalmente, les encontró y rescató un pastor cuya mujer los crió. Ya adultos, los mellizos repusieron a Numítor en el trono de Alba Longa y fundaron, como colonia de ésta, una ciudad en la ribera derecha del Tíber, en el lugar donde habían sido amamantados por la loba, para ser sus Reyes.
Se dice que la loba que amamantó a Rómulo y Remo fue su madre adoptiva humana. El término loba, en latín lupa, también era utilizado, en sentido despectivo, para las prostitutas de la época.
La leyenda también nos cuenta como Rómulo mató a Remo. Cerca de la desembocadura del río Tíber había siete colinas: los montes Aventino, Celio, Capitolio, Esquilino, Palatino, Quirinal y Viminal. Rómulo y Remo discutieron sobre el lugar donde fundar la ciudad y decidieron consultar el vuelo de las aves, a la manera etrusca. Rómulo vio doce buitres volando sobre el Palatino y Remo sólo divisó seis en otra de las colinas. Entonces Rómulo, para delimitar la nueva ciudad, trazó un recuadro con un arado en lo alto del monte Palatino y juró que mataría a quien osase traspasarlo. Remo le desobedeció y cruzó con desprecio la línea, por lo que su hermano le mató y quedó como el único y primer Rey de Roma. Tras matar a su hermano, Rómulo se ocupa en edificar la ciudad. La leyenda dice que la fundación tuvo lugar el 21 de abril del 753 a. C.
            Así, según esta leyenda, los romanos conectaban su origen con el más prestigioso mito griego, la guerra de Troya, por lo que, en ocasiones, los poetas llaman a Roma la Nueva Troya.
      
PERIODOS DE LA HISTORIA DE ROMA   

PRIMER PERIODO: MONARQUÍA  
 Actualmente se conoce que Roma se fundó a finales del siglo VII a.C. por Lucio Tarquino Prisco, según la tradición, el 5º rey de Roma, aunque realmente fue el primero. Gracias a la gran capacidad de planificación que caracterizó a los primeros gobernantes, la ciudad fue creciendo ampliando su territorio hasta ocupar todo el Lacio y convirtiéndose en un enclave del comercio marítimo del mediterráneo.

En los albores de esta civilización la forma de gobierno era la monarquía donde los reyes eran elegidos de forma vitalicia por los propios ciudadanos. Aunque no existen referencias sobre la línea hereditaria de los primeros cuatro reyes, a partir del quinto parece ser que el poder lo heredaban las mujeres de la realeza.

El poder de los reyes tampoco está del todo claro pues los historiadores antiguos, decían que el monarca tenía los mismos poderes que los posteriores cónsules, y los modernos afirman que el pueblo tenía el poder supremo y que el rey tan solo era la cabeza ejecutiva del Senado.

Lo que sí se sabe con seguridad es que el rey era reconocido por el pueblo como la cabeza de la religión nacional, el jefe ejecutivo religioso y el mediador ante los dioses, por lo cual era reverenciado con temor religioso. Tenía el poder de controlar el calendario romano, dirigir las ceremonias y designar a los cargos religiosos menores. Se dice que fue Rómulo quien instituyó el cuerpo de augures, los encargados de interpretar los designios de los dioses, siendo él mismo reconocido como el más destacado entre todos ellos, de la misma forma que Numa Pompilio instituyó los pontífices, atribuyéndosele la creación del dogma religioso de Roma.

Además de la autoridad religiosa, el rey era investido con el poder militar y judicial supremo mediante el uso del imperium. El imperium del rey era vitalicio y siempre lo protegía de ser llevado a juicio por sus acciones. Al ser el único dueño del imperium de Roma en esta época, el rey poseía autoridad militar indiscutible como comandante en jefe de todas las legiones romanas.

Fueron siete los reyes que ,tradicionalmente se cree, mandaron sobre este periodo aunque se duda de la existencia de los cinco primeros:
  • Rómulo 753 a. C. al 716 a. C.
  • Numa Pompilio 715 a. C. al 674 a. C.
  • Tulio Hostilio 673 a. C. – 642 a. C.
  • Anco Marcio 642 a. C. – 617 a. C.
  • Tarquino Prisco 616 a. C. – 579 a. C.
  • Servio Tulio 578 a. C. – 535 a. C.
  • Tarquinio el Soberbio 535 a. C. – 509 a. C.

El último de los reyes fue Tarquino el Soberbio, hijo de Tarquino Prisco, y de origen etrusco. Tarquino abusó de la violencia y del asesinato para mantener el control sobre Roma derogando incluso algunos derechos constitucionales.

El momento clave en la desaparición de la monarquía sucedió cuando permitió la violación de una patricia romana por su propio hijo. Un pariente de la chica convocó al senado, que decidió la expulsión del rey, el fin de la monarquía y el comienzo de una nueva época.

SEGUNDO PERIODO: LA REPÚBLICA

Los primeros años tras la caida de la monarquía romana no supusieron un gran cambio respecto al funcionamiento de la política en la ciudad. Los dos cónsules que regían el senado romano tenían los mismos poderes que los anteriores monarcas aunque, a diferencia de antes, los cónsules eran elegidos democráticamente cada año. Ambos tenían todos los poderes, el político, el religioso y el militar, pero uno podía vetar las decisiones del otro. Posteriormente se produjeron cambios que limitaron los poderes de los cónsules con la aparición de las magistraturas, órganos de gobierno regidos por magistrados y que se encargaban de alguno poderes que antes tenían los jefes del gobierno. Algunas de estas magistraturas fueron la de pretor, que reunía las potestades judiciales de los cónsules, y la de censor, que poseía el poder de controlar el censo.

Durante este periodo histórico Roma dejó de ser una ciudad-estado con apenas 35.000 habitantes a dominar la península itálica en primer lugar, y mas tarde la mayor parte del mediterráneo.

Los primeros siglos de la República vieron la progresiva conquista de la Italia peninsular por parte de Roma. El instrumento de conquista utilizado era la legión, que estaba compuesta por ciudadanos reclutados en tiempos de guerra. A medida que avanzó la expansión, Roma utilizó los contingentes de las ciudades dominadas y aliadas como tropas auxiliares.

Las principales guerras en las que se embarcaron los romanos fueron las Guerras Latinas, que otorgaron a la República de Roma el control de todo el territorio del Lacio y las Guerras Samnitas en las que los samnitas, uno de los pueblos de la península se opuso al creciente poder Roma.

Mas tarde Roma venció sucesivamente a los pueblos del Lacio, a los etruscos, a los galos que se habían instalado en la llanura del Po y las ciudades del sur de Italia dejando toda la península bajo el poder de Roma.


A partir de mediados del siglo III a. C., Roma inició una larguísima serie de guerras que la llevaron a dominar el mundo mediterráneo. Conquistó Cartago en las Guerras Púnicas, Hispania, Baleares, Corcega, Cerdeña, la Galia y Sicilia, de donde expulsó a los griegos.

En el Mediterráneo oriental, Roma se enfrentó a los monarcas de los estados helenos surgidos de la herencia del imperio de Alejandro Magno: Filipo V en el año 197 a. C., Perseo en el 168 a. C. en las Guerras Macedónicas, Antíoco III de Siria en el 189 a. C. en la Guerra Romano-Siria y Macedonia, Acaya y Epiro  en el año 146 a. C. Átalo III de Pérgamo legó su reino a Roma en el año 133 a. C., una parte del cual se convirtió en la provincia romana de Asia.

Estas conquistas comportaron una verdadera revolución económica pues el botín, las indemnizaciones de guerra y los tributos pagados por las provincias enriquecieron al estado y a los patricios.

Como era de esperar, la rápida expansión trastocó también el frágil equilibrio social de la República porque los esclavos, cada vez más numerosos;  muchos pequeños campesinos italianos, que se vieron forzados a emigrar a Roma debido a la pobreza; y los habitantes de los territorios ocupados, estaban descontentos por la explotación a la que estaban siendo sometidos por sus gobernantes y deseaban la igualdad con los ciudadanos romanos.

Estas reivindicaciones colmaron con las revueltas encabezadas por Espartaco en el 73 a.C.


A finales del siglo II a. C., la República romana entro en una nueva etapa, dentro de su nueva posición de hegemonía mundial, tras haber destruido o debilitado a todas las grandes naciones que pudieran haber representado una amenaza para su propia supervivencia.

En esta nueva era, el mayor problema de la República era ella misma: los nuevos conflictos ideológicos y propiciados por el enorme éxito romano, saturaron las antiguas instituciones republicanas y las llevaron a una  crisis que fragmentó la sociedad romana. La República se vio sacudida por nuevas reivindicaciones sociales por parte de los propios pueblos italianos aliados de Roma quienes soportaban el peso de las campañas militares y ni poseían la ciudadanía romana ni se beneficiaban de las ganancias de las conquistas.

Paralelamente, la aristocracia y la clase política, se benefició enormemente de las nuevas conquistas y aumentaron su poder y riqueza. Las grandes fortunas permitieron la compra de votos con el único propósito de servir al aumento del poder personal a expensas de la legalidad.

Este decaimiento provocó 4 Guerras Civiles y multitud intentos de usurpar el poder del senado como en la Conspiración de Catilina, denunciada por Cicerón. Además las ansias de poder de algunos personajes importantes de la vida romana llevaron a crear alianzas para el control del senado conocidas como Triunviratos.


El primer Triunvirato estaba formado por Marco Licinio Craso, Julio César y C. Pompeyo Magno:


Pompeyo era enemigo declarado de la nobleza, Craso era poderoso por su inmensa riqueza y César tenía la habilidad del auténtico político. Pompeyo rompió con César y se reconcilió con la nobleza envidioso de la gloria militar ajena y en consecuencia, el triunvirato se debilitó muy pronto.

El segundo Triunvirato estuvo formado por Octavio Augusto, Marco Antonio y Marco Emilio Lépido.
Se hizo cargo del gobierno desde el año 43 a. C. pero tambien supuso un gran fracaso tras el asesinato de César.

Poco a poco, la envidia de Octavio hacia Marco Antonio y Lépido les llevó a pelerse entre ellos.El primero que cayó fue Lépido, que fue apartado de la vida publica por Octavio, un maestro de la propaganda, y que hizo que el pueblo tuviera una opinion contraria a su rival.

Aún quedaba Marco Antonio que vivía junto a Cleopatra en Egipto, pero Octavió declaró que este era inutil para el senado y le declaró la guerra. En la batalla de  Accio, en el 31 a. C., los dos bandos se enfrentaron: Marco Antonio y Cleopatra fueron derrotados suicidándose poco tiempo después.

Con todos los enemigos politicos eliminados Octavio pasó a llamarse Augusto y se convirtió en el primer emperador romano.
 
TERCER PERIODO: EL IMPERIO
 
Las grandes conquistas y la rápida expansión hizo que el sistema republicano fracasara y hacia falta una nueva forma de gobierno que pudiera controlar tan vasto terrritorio. El vencedor de todas las guerras civiles que sucedieron justo antes del fin de la república, César Augusto, estableció un Imperio. En el nuevo gobierno, el emperador era la unica persona que ostentaba el poder y lo legaba a sus hijos.
Augusto, el primer emperador de la dinastia Julio-Claudia, representó el mayor esplendor del imperio y dio paso a la época conocida como la "Pax Romana", un periodo de estabilidad política y social.


A Nerón, el último miembro de la dinastía Julio-Claudia, le seguirá un periodo de inestabilidad donde se impuso Vespasiano, que inauguró la dinastía Flavia, de origen no patricio. Les siguieron del año 96 d.C. al 180 d.C. los emperadores Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio.

Septimio Severo comenzó el periodo de la monarquía militar, que marca el fin de la "Pax Romana". Esta situación llevó al imperio durante el resto del siglo III a un largo periodo de luchas internas por el poder donde los emperadores, nombrados por sus legiones, se sucedieron ininterrumpidamente.


Diocleciano emprendió una gran reorganización del Imperio, instituyendo la Tetrarquía, y su sucesor Constantino I el Grande será el último emperador del imperio unificado. Poco después, el emperador Teodosio dividió el Imperio entre sus dos hijos, Arcadio y Honorio, en el Imperio Romano de Oriente, con sede en Constantinopla; y el Imperio Romano de Occidente.

A partir de la división, el territorio oriental comenzó un periodo de riqueza y un auge cultural que duró hasta la caída de Constantinopla en el año 1453. El Imperio Occidental, por contra, duro pocos años más pues las invasiones bárbaras lo desmoronaron dando paso a la Edad Media. El último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo, fue depuesto en el 476 por el rey godo Odoacro.